-Les encantarán a los niños. ¿No crees, mi bombón? -Por supuesto, tus galletas son lo mejor de todo el mundo. -No, eso eres tú. Tú eres lo mejor de todo mi mundo. -Pero yo no soy una galleta. -Claro que lo eres, mi galletita más tierna. -¿Cómo no amarte? -Eso lo averiguas tú. Mientras estás en eso, voy a chequear el horno. -Por favor, siéntate. Yo le echaré un vistazo a las galletas. Has estado trabajando bastante en la cocina hoy. -Que caballeroso. -Muy bien. ¿Qué tenemos aquí? -Con cuidado, mi caramelo. Usa un trapo. -Sí que está caliente. Okey. Abriré esto. Pues sip. Están listas. -Busca la band… -¿Bandeja? La tengo. -Usa las pin… -¿Pinzas? Te leí la mente. -Ahora ve por la le… -¿Leche? Enseguida. Y once vasos de la alacena. -Doce. -Cierto. ¿Qué haría sin tí? -Tener una vida sin sabor. Muy bien. Yo llevaré las galletas. Después de todo, las hice yo. -Sí. Ese honor siempre es tuyo. -Tu trae la leche y… -…y abro la puerta para ambos.